NUEVOS DESCUBRIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS EN MÉXICO

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Nuestro país es un centro cultural con mucha riqueza que ha deslumbrado al mundo. Sin embargo, siguen apareciendo nuevas evidencias que enaltecen nuestro pasado y dejan testimonio de la grandeza histórica que nos ha sido heredada. A continuación enumeramos algunos de los más nuevos e importantes descubrimientos arqueológicos del siglo XXI.

Prehistoria bajo el agua de Quintana RooUn cráneo humano y huesos de megafauna 

prehistórica

(entre ellos los de un gonfoterio), cuya antigüedad podría rebasar los 10,000 años, fueron hallados en el sitio ‘Hoyo Negro’, el cual forma parte del sistema de cuevas inundadas Aktún-Ha, en Quintana Roo. La exploración de esa cueva sumergida comenzó hace cuatro años y, debido a que los materiales se encontraron separados a una distancia de entre 20 y 30 metros, aún no es posible establecer si corresponden a un mismo evento, ni su datación exacta. Aunque cabe citar que la época en que subió el nivel del agua, anegando estas cavidades, coincide con la extinción de la megafauna en el periodo Pleistoceno, hace 8,500 o 9,000 años.

 

Escalinata jeroglífica en Campeche
El hallazgo de una escalinata con glifos en el sitio maya El Palmar, en el sureste campechano, llevó a determinar que esta antigua ciudad mantuvo contactos con las metrópolis de Copán, hoy Honduras, y Calakmul, en esa misma entidad, hace casi 1,300 años, antes de que estas urbes fueran derrotadas por las ciudades de Tikal y Quiriguá (Guatemala), entre 736 y 738 d. C. Expertos del INAH y de las universidades de Arizona, E.U., y Nacional Autónoma de México, llevaron a cabo el rescate, preservación y desciframiento preliminar de esta escalinata de seis peldaños, que conserva 90 bloques con más de 130 cartuchos o conjuntos jeroglíficos mayas, los cuales refieren sucesos registrados en el periodo Clásico (250-900 d. C.).

 

Otro jugador de pelota en Zacatecas
En Teúl
, sitio al sur de esta entidad, el cual es habilitado por el INAH para su apertura al público en 2012, arqueólogos localizaron una escultura cilíndrica que representa a un jugador de pelota que, a diferencia de otra hallada a finales de 2010, se encontró completa. Ambas piezas fueron talladas entre 900 y 1100 d. C., y sus dimensiones oscilan en 1.75 m de alto y 56 cm de diámetro. Estas figuras en piedra son únicas en su tipo en todo lo que fue el área mesoamericana, pues únicamente se han reportado otras esculturas similares en la zona arqueológica de Toniná, en Chiapas, las cuales representan a prisioneros de guerra.

Cementerio prehispánico en Tabasco
La muestra esquelética más grande recuperada hasta ahora en las llamadas Tierras Bajas Noroccidentales del área maya, fue descubierta en tres montículos ubicados en la periferia de la zona arqueológica de Comalcalco. Se componía de 116 entierros con más de 1,000 años de antigüedad, 66 de ellos (descubiertos al interior de urnas) correspondían a individuos de la elite del lugar, y los 50 restantes a personas del pueblo, que fueron dispuestos como acompañantes. Asociados a los entierros, también se hallaron silbatos y sonajas de cerámica (que representan tanto a animales como a hombres y mujeres ricamente ataviados), decenas de navajas, cuchillos y desechos de talla de pedernal y obsidiana, fragmentos de metates y más de 70 mil tepalcates.

 

Guerreros de Copán en sitio chiapaneco
En Toniná, Chiapas, se han ubicado esculturas que representan a prisioneros de guerra, y este año fue hallado un par (de 1.5 m de alto) que corrobora la alianza que sostuvieron hace 1,300 años los señoríos de Copán (Honduras) y Palenque (México) contra esta ciudad maya. Desde 688 y hasta 714 d. C., con el fin de controlar el río Usumacinta y sus afluentes, Palenque y Toniná protagonizaron diversas batallas, de manera que las dos figuras de guerreros prisioneros descubiertas al sur de la cancha del Juego de Pelota (las cuales tienen inscripciones jeroglíficas), refieren que esta última fue la ciudad victoriosa de esa disputa.

Xiximes sí practicaban la antropofagia
Estudios de antropología física realizados a aproximadamente cuatro decenas de huesos, descubiertas por arqueólogos en casas en acantilado (viviendas dentro de cuevas) distribuidas en la Cueva del Maguey, en la Sierra de Durango, confirmaron que los indígenas xiximes practicaron la antropofagia con fines rituales, una costumbre de la cual se les acusaba en documentos coloniales. Las huellas de corte y de haber sido hervidos, encontradas en 80% de la muestra ósea (datada hacia 1450 d. C.), revela que el canibalismo no era una práctica cotidiana, sino ritual, celebrada sólo entre xiximes, es decir, únicamente se consumían entre ellos, para ‘alimentarse del alma del otro’.

Relieve olmeca en Morelos
La presencia de la llamada ‘cultura madre’ de Mesoamérica fue vasta en lo que hoy es el estado de Morelos, como se confirmó este año con el hallazgo de un relieve olmeca de 2,800 años de antigüedad en el sitio de Chalcatzingo, con el cual suman poco más de 40 bajorrelieves recuperados en ese lugar. Debido a que el monumento (de 1.5 m de alto y una tonelada y media de peso) se halló fragmentado en 11 partes, durante varios meses restauradores del INAH efectuaron labores de conservación, que ahora permiten admirar el relieve que muestra a tres felinos de perfil, sentados y mirando hacia el poniente, escena que está rodeada por grandes volutas.

Momias tarahumaras en la Sierra de Chihuahua
Dos cuerpos humanos
parcialmente momificados con una antigüedad entre 800 y 1,000 años, fueron recuperados en la cueva El Gigante, en el municipio de Guerrero. Con éstos, suman diez las momias registradas en esa cavidad, además de 13 esqueletos. La cantidad de restos humanos, correspondientes tanto a lactantes, como jóvenes y adultos, sugiere que el abrigo rocoso fue usado por los antiguos rarámuri o tarahumaras, como un cementerio en 1000 o 1200 d. C. Al parecer, los individuos fueron colocados sobre el suelo de la cueva como bultos, y alrededor les fueron puestas ofrendas, luego de lo cual la entrada de la cavidad fue sellada con un muro de tierra. Las condiciones del lugar ayudaron a que los restos se preservaran, y de esta manera se dio una momificación natural.

Plataforma frente al Templo Mayor
En el Centro Histórico de la Ciudad de México, frente a los restos del Templo Mayor de la antigua México-Tenochtitlan, el principal edificio sagrado de los mexicas, arqueólogos descubrieron una gran plataforma circular que podría contener los restos de algunos de los gobernantes de esa ciudad prehispánica. Esta construcción ceremonial o cuauhxicalco, de aproximadamente 15 m de diámetro y 1.5 m de altura, fue realizada entre 1469 y 1481 d. C., durante el mandato del tlatoani Axayácatl. La plataforma está edificada con piedras de tezontle, unidas con lodo, y recubrimiento de estuco, y tiene empotradas 19 cabezas de serpiente hechas en basalto, a manera de clavos arquitectónicos.

 

Cocina de la realeza maya
En el espacio conocido como El Palacio, en la zona arqueológica de Kabah, en la región Puuc o serrana de Yucatán, se exploró un área (de 40 m de longitud por 14 de ancho) que debió funcionar (hacia 750-950 d. C.) como el lugar para elaborar los platillos que alimentarían a los señores de esa ciudad maya. Restos arquitectónicos de mampostería y gran cantidad de cerámica, artefactos de piedra, metates y huellas de fogones, con más de 1,000 años de antigüedad, refieren las actividades culinarias que se realizaban en la residencia de la élite de Kabah, mismas que implicaban el manejo de grandes volúmenes de comida, como se infiere por el número y tamaño de los utensilios encontrados.

Entierros prehispánicos en Mérida
A escasos 100 m del zócalo de la capital yucateca, en el Parque Hidalgo, fueron localizados un par de entierros mayas de 2,000 años de antigüedad, aproximadamente. Un hallazgo único, si se considera que en la ciudad meridana sólo habían sido descubiertos enterramientos coloniales y del siglo XIX. Uno de los esqueletos prehispánicos se halló entero y acompañado de cerámica, mientras que el otro (del cual se hallaron restos de huesos calcinados y cenizas) estaba contenido en una vasija, por lo que se infiere pudo tratarse de una cremación. Con estos descubrimientos, los investigadores tienen los primeros elementos para el estudio de las costumbres funerarias en la antigua región maya de Joo, hoy Mérida.

 

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About Author

Eduardo Cázares Puente (1976- ). Es Licenciado en Historia por la UANL. Maestría en Educación por la Universidad Tec Milenio, además de ser catedrático de este centro de estudios desde el 2009. Es paleógrafo e investigador de temas de historia del Noreste de México y autor de los libros Nuevo León durante la Guerra México-Estados Unidos (1846-1848); Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes (1808-1855), tomo III de la enciclopediaMonterrey: origen y destino (2009). Ha colaborado con artículos en revistas como Atisbo, Actas y Relatos e Historias.

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