LAS COSAS QUE NOS INSPIRAN – Cho-co-la-te

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Por Mariana García Luna

Hasta su nombre es irresistible. Es que quién puede resistirse aunque sea a un pedacito, una mordidita, un cachito de un delicioso chocolate. Quién se resiste a sentir sobre la lengua ese sabor amargo-dulce deshaciéndose lentamente, suavemente. O quién no quisiera darle un gran mordisco, uno enorme que termine pronto con ese placer, a veces, tan culposo pero tan agradable… qué digo “agradable”, estimulante, provocador, ¡maravilloso!

Como podrán darse cuenta soy una fanática del chocolate, gran invento de los dioses en confabulación con los hombres (y en los últimos siglos, con el hombre blanco específicamente: ¡vivan los chocolates alemanes!, y los suizos y los españoles y los italianos y los belgas —puntualicé que estoy hablando de los chocolates, ¿verdad?—).

Recientemente descubrí el chocolate peruano, una maravilla, un poco más rústico, quizá, pero simplemente delicioso.

Por supuesto, no puedo olvidar a los fabricados en el país vecino (Estados Unidos); pero entre tanta variedad, tengo que ser sincera, me pierdo. Cuando por fin di con el chocolate perfecto, del tamaño perfecto, porque me gusta comer uno pequeño cada día; del sabor perfecto, negro y amargo, por favor, pero no tanto como para que parezca que me estoy comiendo la planta del cacao; sin rellenos ni almendras que retrasen y entorpezcan el encuentro, a la marca se le ha ocurrido “modificar” su receta o cambiar su envoltura o reducirle o aumentarle no se qué, fortificarlo con vitaminas, con fibra o con no sé qué cositas más, para terminar con mi gran descubrimiento y con una desilusión terrible.

¿Estoy exagerando?… Sí, tal vez, un poquito nada más. Pero es que la humanidad se ha sentido tan inspirada por este alimento (sí, según Wikipedia, el chocolate es un alimento) que no se ha conformado con comerlo puro y ya está. ¡No! Lo han mezclado con azúcar, con leche, con chile; lo han hecho polvo; lo han rellenado de naranja, de cereza, de licor. Seguramente por ahí debe haber alguno que hasta tenga integrado su gusano de maguey, ya ven que ahora todo lo “ecléctico” está de moda. Y ahora como la moda es todo lo “natural”, pues en el chocolate tampoco puede faltar. Hasta funciona como afrodisíaco… o bueno, eso me han dicho.

Sea como sea, no podemos negar que este pequeño negrito, protagonista de canciones y películas, ha sido y será fuente de gran inspiración. Así lo pongan blanco o de cabeza, lo rellenen, lo aplanen, lo engorden, lo dejen flaquito, le pongan gomitas, le quiten calorías o lo dejen derretirse al sol.

Y a ti, ¿te inspira el chocolate?…

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About Author

Hermann Gil Robles

Director de Inbound Marketing en Diis Mkt. Especializado en periodismo on-line con enfoque en arquitectura de información. Catedrático en el Tec Milenio y narrador. Autor de los libros: No hay buen puerto, Fuera de la Memoria, Los Sueños de los Últimos Días, La Ciudad del Olvido. Obtuvo el Premio Binacional de Novela 2016 Frontera de Palabras / Border of Words.

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