LAS COSAS QUE NOS INSPIRAN: Las doce uvas

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Por Mariana García Luna

El fin de año está otra vez aquí, y los mismos ritos y las mismas cosas que se realizan año con año hacen su arribo. Como no soy muy amiga de las costumbres y de las tradiciones, pero sí de los cambios (a pesar de que me den miedito), he querido encontrar inspiración en esos rituales, dándoles un giro.

La tradición de comer las doce uvas al repique de cada campanada es uno de esos actos que no pueden faltar en una fiesta de Año Nuevo. Hay quienes, todavía, creen que sus deseos se les concederán, así y se hayan atragantado al tratar de comerlas rápidamente y que la lista se haya reducido a un único deseo: “que me haga millonario”, “que me saque la casa del Tec”, “que encuentre marido”, por mencionar algunas posibilidades. Sin embargo, para otros, el rito de las doce uvas se ha convertido, simplemente, en parte del protocolo del festejo.

Los deseos pueden ser muchos, y con el alboroto del brindis, de salir con la maletas, barrer, tirar el agua, pasar el arroz, las monedas y abrazar a cada uno de los comensales en tan sólo doce campanadas, se pueden olvidar. ¿Será que por andar con apuros es que luego no se cumplen?…

La cuestión es que a estas alturas, hay quienes ya se desanimaron con la idea de que las uvas puedan ser tan poderosas como para hacer los sueños realidad, y han decidido no ilusionarse más con ese asunto tan infantil e ingrato.

Así que me puse a pensar cómo hacer para volver a creer, cómo hacer para que la inspiración en estas fechas no provenga únicamente de las suculentas cenas, de los regalos y del tiempo en familia, es decir, del exterior. Llegué a la conclusión de que es necesario darle un giro a eso que solemos hacer cada fin de año: en vez de recibir el nuevo año llenos de expectativas, mejor recibirlo llenos de gratitud.

Si agradecemos por lo que ya gozamos, será más fácil continuar con ese sentimiento, porque lo hemos experimentado y sabemos que es muy reconfortante. Qué mejor manera de empezar un año que agradeciendo por todo lo que ya se tiene y por todo lo que está por venir. Si vamos a otorgarle a una fruta el poder que sólo cada uno de nosotros posee, que no sea el de la necesidad o el de la carencia, ya que cuando pedimos algo, inferimos que no lo tenemos. En cambio, cuando lo agradecemos, damos por hecho que ya está ahí.

Por lo pronto, yo empezaré a hacer mi lista con mis doce agradecimientos, para que no me agarren las prisas. Por supuesto que tengo muchas ilusiones para el año que viene y muchos deseos que quiero ver realizados, pero creo que lo importante no es “pedir” que se realicen, sino “sentir” que ya han sido otorgados. Sobre todo quiero, sean cuales sean las circunstancias, paz interior y un continuo sentimiento de gratitud. Lo mismo deseo para ti.

Las uvas son sólo un símbolo, igual que todos los ritos, la intención que les otorgamos es lo que cuenta. Date el gusto de saborearlas, aunque sea a las carreras, concediéndoles el poder del agradecimiento. Quizás la inspiración surja cuando te des cuenta de todo lo que tienes para agradecer. El hecho de que puedas llevarte esas doce uvas a la boca la última noche del año, ya es suficiente motivo.

Y a ti, ¿te inspiran las doce uvas?…

 

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About Author

Hermann Gil Robles

Director de Inbound Marketing en Diis Mkt. Especializado en periodismo on-line con enfoque en arquitectura de información. Catedrático en el Tec Milenio y narrador. Autor de los libros: No hay buen puerto, Fuera de la Memoria, Los Sueños de los Últimos Días, La Ciudad del Olvido. Obtuvo el Premio Binacional de Novela 2016 Frontera de Palabras / Border of Words.

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