Idealismo
Rodeado de griegos que creían que los dioses regían hasta cuándo iban al baño, apareció Sócrates, que resultó ser un tipo muy inteligente. La mayoría de los griegos, politeístas, creían saberlo todo. Claro, su explicación para cualquier fenómeno o comportamiento de la naturaleza era: “Zeus así lo ordena”. Sócrates, a base de preguntas, les dejaba en evidencia haciéndoles ver su ignorancia. Él era el primero que reconocía ser ignorante, de ahí su “solo sé que no sé nada”. Con esta forma de hacer ver a la gente sus lagunas mentales fue ganando reputación (y se ganó su posterior “suicidio forzoso”), e hizo que se acercase a él un joven que después dejaría por escrito muchas de esas conversaciones-interrogatorio de Sócrates. Ese joven era Platón.
A casi todo el mundo le suena el nombre de Platón. Y, aunque no las relacionen con él, a mucha gente también le suenan historias como “el mito de la caverna” y conceptos como “el mundo de las Ideas”. Esas son las enseñanzas que dejó Platón, sentando las bases del idealismo y, en realidad, de toda la filosofía occidental. Su obsesión eran las ideas, afirmando la existencia de ellas por sí mismas y dejando la materia y la experiencia en un segundo plano. El idealismo sentencia que estas ideas existen de forma independiente en su propio mundo, al que nosotros, los seres humanos, encerrados en nuestra cárcel sensible de experiencia, no tenemos acceso.Esta forma de pensar está a 180 grados de la que nos ha llevado a nuestro mundo tal y como lo conocemos.La forma en que el ser humano ha conseguido comprender la naturaleza ha sido mediante el estudio del mundo que le rodea, lo que Platón llama el “mundo sensible”. A partir de esta observación, se han desarrollado teorías para explicar cómo funciona la naturaleza de las cosas. Luego, a través de la técnica, se ha conseguido replicar ese comportamiento y aprovecharlo para hacer nuestra vida más cómoda (o más injusta). Esto parece indicar que el mundo de las Ideas de Platón es solo una paja mental de un griego loco sin ninguna utilidad, pero está más presente en nuestra realidad de lo que imaginamos.
Un claro ejemplo es el concepto de belleza aplicada a las personas. Cuando se habla de “ideal de belleza”, estamos hablando de Platón. Tanto él como nosotros piensa que hay una idea de belleza en algún sitio, ya sea en el mundo de las Ideas o en las fórmulas matemáticas y combinaciones genéticas que definen los rasgos de la cara de alguien bello.
Aparte de este ejemplo tan claro, están todas las aspiraciones que pueda llegar a tener un ser humano: la felicidad, el poder, la bondad, etc.. Según Platón, estas ideas son inalcanzables por el hecho de ser ideas y estar en su propio mundo. Según nosotros, sabemos que son inalcanzables porque, aunque todos nos dejamos la piel para intentar llegar a ellas, no conocemos a nadie que se haya conseguido tocarlas, y somos bastante conscientes de que jamás las rozaremos.
El próximo día una de mis preferidas: el hedonismo.
