Monterrey, Nuevo León.- Prem Dayal estuvo en la feria del libro este pasado 13 de octubre presentando su libro más reciente “¡Me vale madres!, mantras mexicanos para liberación del espíritu”
Prem Dayal es un terapeuta graduado en la Univesridad de Osho en India, desde 1993 especializado en Respiración, Meditación y Tantra.
Comenzó su trabajo de búsqueda humanística como artista y maestro de teatro. En sus 20 años de experiencia ha sido director, actor y escritor y, durante un año, primer asistente del premio Nobel: Dario Fo.
Al final de los años ochenta, el encuentro con el maestro Osho da un giro a su búsqueda. Por varios años vive en India en la escuela del Maestro. En Italia funda y conduce con éxito el grupo de desarrollo humano “La Nueva Alquimia”. La particularidad de sus vivencias hace que su manera de trabajar sea única y sorprendente. Actualmente conduce grupos de respiración, apertura del corazón, tantra, grupos para hombres, creatividad y teatro, intensivos de meditación, retiros de Vipasana en Asia, Europa y América.
Desde hace cinco años vive en México y trabaja en muchas ciudades de la República. Es creador de “Reconnecting” y fundador del Osho Meditation Centre de la Ciudad de México y de la revista “Osho Times en Español”.
Con una sala llena, en su presentación Dayal expuso los principales temas de su libro, tales como los tres mantras mexicanos que son “Me vale madres”, “A la chingada” y “No es mi pedo”
Con una explicación clara y divertida acerca de temas tan complicados como la elevación de la conciencia, tuvo al público presente muy atento y entretenido.
Al termino de la presentación pudo contestarnos algunas preguntas:
¿Por qué eligió México o por qué Mantras Mexicanos?
“La vida me llevo a México, me gusto, me encontré bien, me lleve bien, no hay un razón en especifico”
¿El libro tiene la respuesta que usted esperaba?
“Más grande de la que yo esperaba, yo me di cuenta que escribí un libro muy bonito, pero no tenia idea de que iba a tener tanto éxito”
¿Tuvo algún problema con el idioma?
“No, ninguno”. Con la sonrisa que lo caracteriza, finalizo.
