El Barroco comenzó en Italia a principios del siglo XVII y XVIII, extendiéndose por Europa Occidental hasta llegar a las colonias de las potencias europeas, principalmente en Latinoamérica, en una época caracterizada por fuertes disputas religiosas entre países católicos y protestantes, así como marcadas diferencias políticas entre los estados absolutistas y los parlamentarios, donde la burguesía comenzaba a cimbrar las bases del capitalismo.
El arte evocaba la emoción y la pasión eligiendo el punto más dramático, el momento en que la acción ocurría. La forma pictórica se determinó a través del color, el movimiento y la luz, siendo este último elemento fundamental, ya que dibuja o difumina los contornos y define la atmósfera. La técnica del claroscuro llegó a la perfección. La iconografía de los temas religiosos se enriqueció y se desarrollaron géneros como el bodegón, paisaje, retrato, costumbrista y vanitas.
En Italia surgieron dos tendencias contrapuestas. La primera llamada Naturalismo, buscaba mostrar la realidad sin artificios y tuvo como máximo exponente a Caravaggio, quien fue introductor del tenebrismo, donde los personajes destacan sobre un fondo oscuro, con una iluminación artificial y dirigida, de efecto teatral, que resalta los objetos, los gestos y actitudes de los personajes, rehuyendo de los ideales de belleza. La segunda tendencia es el Clasicismo, surgida de la Escuela Boloñesa, iniciada 
por los hermanos Annibale y Agostino Carracci, representaba la naturaleza de una manera idealizada, no como era, sino como debería ser, teniendo como objetivo la belleza inspirada en al arte clásico grecorromano y el arte renacentista. Trataba temas históricos, mitológicos y paisajes con colores y luces suaves, pintados con frecuencia en frescos de techos.
Estas corrientes se manifestaron también en Francia, teniendo como principales 
maestros en la pintura naturalista a Georges de La Tour, y en la pintura clasicista a Nicolas Poussin quien evocaba el pasado de la antigüedad grecorromana como un paraíso idealizado de perfección, y Claude Lorrain que reflejó un nuevo concepto del paisaje basándose en referentes clásicos, con una concepción ideal de la naturaleza y del hombre.
En España la pintura abordaba los temas 
clásicos y mitológicos, pero sobretodo los religiosos. Diego Velázquez fue el artista de mayor genio, su estilo evolucionó hasta aventurarse en un profundo estudio de los efectos de luz con los que alcanzó un gran realismo en la representación de sus escenas. Por otra parte, Flandes bajo el dominio español era católico y aristocrático, por lo que predominaba la temática religiosa, mientras que los Países Bajos al ser protestantes y burgueses, manejaban un arte laico y más realista. La figura principal fue Peter Paul Rubens, con un estilo dinámico, vital y colorista, del que destacan figuras corpulentas. En 
Holanda destacaron Rembrandt, un artista de fuerte sello personal que manejó todo tipo de géneros, principalmente los autorretratos que practicó a lo largo de su vida; y Jan Vermeer, especializado en paisajes y escenas de género, a los que otorgó un gran sentido poético mediante el uso de la luz y los colores claros. Ya en el siglo XVIII se desarrolló la pintura barroca en América, con gran demanda en obras de tipo civil, principalmente retratos de las clases aristocráticas y de la jerarquía eclesiástica. Sobresaliendo Juan Rodríguez Juárez y Miguel Cabrera en México, así como Gregorio Vázquez de Arce en Colombia.
Cuando veas una obra barroca piensa en esto: ¿Qué sientes al observar la escena? ¿Te parece que la obra tiende a la realidad como en el Naturalismo o a la idealización como en el Clasicismo? ¿Notas el tenebrismo introducido por Caravaggio?
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