Conocía a Manuel Marroquín sólo de vista, pero al verle algún ejemplar de un enigmático libro rojo hizo que el universo conspirara para estar en estos justos momentos con un personaje querido y entrañable en una etapa lejana de mi vida, en un mundo mágico donde en lugar de redes sociales y videojuegos gobernaba la televisión como puerta mágica a los grandes imaginarios de una edad infantil que no regresará.
Eran los setentas, y en la mente recorren imágenes, en mayoría en blanco y negro, de estrellas que ya no nos acompañan, como Rómulo Lozano, Tello Mantecón, Cascarita, Pipo, Profesor Pilocho, Pindoce, Betín, Capulina, el Tío Gamboín, sí, incluso las caricaturas eran geniales, no son iguales a las que pasan actualmente. Difícil deber de los grandes, a medida de sus posibilidades, la tarea y encomienda de suministrar a las nuevas generaciones estos caricaturas e historias.
Entre esos “amigos de la tele” se encontraban Los Vip´s, su programa significaba una segunda campanada de recreo en el interior del hogar, la energía explotaba, era tiempo de la diversión. La experiencia, sin duda, más impresionante, de los grandes personajes locales de la tele, como los Vips, era la posibilidad de verlos y escucharlos en esta realidad, fuera de la pantalla del televisor.
Por eso resultan inolvidables aquellos 25 de diciembre que de niño podía disfrutarlos en vivo cuando se presentaban en el salón del Sindicato de Trabajadores de la Industria del Cine (STIC) puedo escucharlos y verlos en la memoria tan entusiastas y llenos de furor que hacían cimbrar el lugar con risas y palmadas, todos cantábamos junto con Raúl su genial superhombre en todo Texas: “Pecos Bill”. Se presentaron sin duda en el foro de mi escuela primaria, pues no había escuela que no hayan pisado.
Sin embargo el recuerdo de los Vips, lo tengo grabado incluso más atrás, en casa de mi abuela recuerdo, tenía yo tal vez tres o cuatro años, cuando escuchaba la pagajosa y alegre canción de “la Fista” en la vieja radio de bulbos, cuya letras y ritmo sorprendentemente abrazador invitaba a cantar, a reir, a plaudir, a saludar, a bailar y a chiflar.
Hoy tengo la oportunidad de compartir a su lado, este merecido homenaje a su trayectoria artística, siendo sólo y únicamente la voz fantasma de ese público infantil, que Raúl y su banda conquistó a mediados de los setentas.
En el libro que escrupulosamente elaboró el Lic. Manuel Marroquín, podrán encontrar esos pasajes poco conocidos de Raúl Ramos en el Monterrey que se nos esfumó pero se encuentra clavado en nuestros corazones, sus inicios en grupos de Rock regiomontano y el génesis de esa exitosa y muy querida banda infantil “Los Vips”, estas crónicas forman parte invaluable de la historia musical de nuestra ciudad, cuya constelación queda hoy alumbrada en el patrimonio y la memoria de Nuevo León.
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Texto de Fernando Galaviz para la presentación del libro “Raúl Ramos de León, 55 años de trayectoria artística” del Lic. Miguel Marroquín Tamez, en la sala Fósforo, del Colegio Civil Centro Cultural Universitario en el marco de la UANLeer2017. 18-marzo-2017.
